Cuando veo los
porcentajes de esta pelea, la diferencia es tan marcada que casi parece
injusta, El Sugar parte con un 85% de probabilidades de victoria, con un 50% de
chances de llevarse la pelea por decisión y un 35% por la vía del nocaut,
mientras que El Pitufo Díaz apenas cuenta con un 13% de posibilidades reales de
ganar, distribuidas en un 7% por puntos y un escaso 6% por KO, la probabilidad refleja
el poder físico de Núñez y su capacidad de dominar el ritmo, a eso agréguenle el
respeto o miedo que genera su presencia entre quienes analizan este combate.
Para que Núñez
transforme estas cifras en una victoria concreta y se luzca con su gente, debe
hacer lo que mejor sabe, presionar desde el centro del ring, cortar los
espacios con pasos cortos y golpes al cuerpo, soltar combinaciones sin
regalarse, mantener siempre la iniciativa y no dejar respirar a Díaz, si
mantiene el control del ritmo y evita la confianza excesiva, puede castigar con
paciencia hasta quebrar al pitufo en los rounds medios, y si se presenta la
oportunidad, definir con un gancho o un recto pleno, sin necesidad de arriesgar
de más.
Ahora, si el Pitufo Díaz quiere desafiar a la lógica de las probabilidades, tiene que pelear con el alma, no con las estadísticas, salir a incomodar desde el primer asalto, no dejar que Núñez se acomode, moverse lateralmente, atacar en combinaciones cortas y desaparecer de la zona de ataque, usar su velocidad y buscar sorprender con golpes cruzados que rompan el patrón del combate que seguramente impondrá el Sugar, debe asumir pocos riesgos, conectar y abrazar de la misma manera que Mosley neutralizo la presión de Margarito, desgastar y provocar errores, porque si se queda esperando o intenta ir de frente, el castigo va a ser brutal y probablemente no escuche la campana final.
Pero como siempre digo, en el deporte mas hermoso del mundo todo puede pasar.
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